viernes, 9 de abril de 2010

ESPERANZITA, LA REINA DEL DESTAPE DEL CASO GURTEL

¡Cágate lorito! (con perdón): Ahora Esperanzita dice que fue ella quien hizo estallar el embrollo de la trama Gurtel al frenar una venta de una parcela en Majadahonda por la mitad de su precio a la trama de Paquito Correa de Transmisión.
Tal vez por eso incluyó entre sus Consejeros a alguno imputado en el asunto como un tal López Viejo, por ejemplo? ¿Tal vez por eso la Comunidad que preside realizó tantos contratos con esa empresa corrupta? ¿tal vez por eso dimitió ahora como presidenta de la fundación Fundescam para que no le salpique la más que supuesta financiación ilegal del PP?.
Vivir para ver. En fin, nunca se sabe si mañana nos levantaremos con la noticia de que también fue ella la que inventó la penicilina, la autora de la novena sinfonía de Beethoven o tal vez la que le dio las coordenadas a Colón para el descubrimiento de las Américas. Y ¡por supuesto! el autogiro no lo inventó Juan de la Cierva, no; fue Esperanzita al girar sobre su propio ombligo, aspirar a coger altos vuelos y aterrizar en la plaza de toros de Móstoles.
Cada vez estamos más convencidos de que el pollero de la galería de alimentación de nuestro barrio tiene toda la razón cuando dice que Esperanzita “mea colonia”. Eso sí, no sabemos si es colonia de la época colonial, ni si huele a Chanel, Cacharel, Rouco Varela o a Hondo Hediondo.

2 comentarios:

T. RUIZ MONTELEÓN dijo...

YA NO SE PUEDE OCULTAR POR MÁS TIEMPO: TAMBIÉN FUE ELLA LA QUE EVITÓ LA LIQUIDACIÓN DE LOS EQUIPOS DE ORIENTACIÓN. YA VEREMOS CÓMO (CREATIVIDAD NO LE FALTA PARA IR DIRECTA AL PROGRAMA DE ENRIQUECIMIENTO ÉTICO)

Anónimo dijo...

Queridos y queridas colegas: Estamos ante un claro caso de persistencia del egocentrismo infantil, según diría Piaget, o de incapacidad para salir del primer narcisismo infantil, en el cual el objeto de amor era el mismo niño. O sea, como diría mi abuela, se mira el ombligo nuestra ilustre marquesa, y cree que el mundo gira alrededor de ella. Esto ya es de risa, o desopilante, como dicen los argentinos.