jueves, 18 de septiembre de 2008

DELIBIA: ESE YOGUR DESCONOCIDO

Mi vecina Angelita tiene ochenta y tantos años. El otro día me comentó que estaba un poco indigesta y que su intestino no funcionaba con regularidad; a continuación, metiendo la mano en una bolsa del super, sacó un pack con 4 unidades del yogur Delibia, que le había recomendado, como remedio eficaz e infalible, la asesora comercial Carmencita Pérez-York
-Pues ya me contarás, le dije; y sin más nos despedimos.
Esa misma tarde oí un correteo apresurado por el pasillo, (en los pisos de la comunidad se oye todo y en la Comunidad, ni te cuento) acompañado de un portazo y de un “leche, por poco no llego”; todo ello proveniente de la casa de Angelita; al poco, el ruido de la cisterna descargando me hizo suponer que Delibia ya había hecho efecto.
Al día siguiente Héctor, el vecino del último piso, que es pianista, estaba ensayando como suele hacerlo habitualmente; yo percibía que su música era cada vez más andante hasta que cesó de repente y salió disparado hacia el excusado sonando a continuación un trompeteo sostenido con un final de cisterna similar al de Angelita.
Estos episodios fueron alternándose durante varios días de manera frecuente y a las horas más inusitadas, de modo que todo el vecindario sabíamos discernir cuándo el sin vivir era de Angelita o de Héctor aunque tuviesen idéntico final.
Por fin, cuando la situación se normalizó, me enteré de que Angelita nada más ver la inmediatez de los efectos laxantes del yogur Delibia, había regalado las 3 unidades restantes a Héctor y por eso éste bailó también a ritmo de pizzicato varios días.
Desde entonces Angelita no quiere ni oír hablar de regularización ni dios que lo fundó; y cuando sale algún anuncio resaltando los beneficios de los yogures con bífidus activus apaga la tele y exclama:
-“¡que los tome tu tía!”. Incluso le ha cogido cierta tirria a José Coronado (no sé por qué).
Por su parte Héctor, que ya ha dejado de subir los escalones de dos en tres por la premura, me ha pedido que denunciemos y divulguemos su experiencia para que cualquier consumidor evite acudir a éste yogur Delibia por muy falto de regularidad que esté. De lo contrario esto podría convertirse en la gran cagalinata.
Actualmente todas las unidades de la marca comercial Delibia (propiedad de los laboratorios Ali Dely), existentes en el mercado están confiscadas, aunque algunas aún pululan por la Comunidad de Madrid.
El caso está bajo secreto sumarial y paralizado (ralentizado creo que se dice ahora) porque, el juez que entiende del mismo, ha ingresado en las urgencias de un hospital público madrileño (por supuesto con gestión indirecta) aquejado de una indisposición repentina del tránsito intestinal; las malas lenguas dicen que se trata de una cagalera por exceso de celo profesional, al querer experimentar en su propio cuerpo las reacciones acreditadas en los ajenos. Al enterarse, JJ. Güemes ha destituido de manera fulminante a todo el equipo de oftalmología del centro sanitario, aduciendo falta de ojo clínico y garantizando que con esta medida disminuirán significativamente las listas de espera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Brillantes, como siempre. Gracias.